LUZAZUL
A principios de 1963 Sylvia Plath, acorralada por el frío, el desengaño amoroso, los problemas económicos, la maternidad y sus propias obsesiones, decide terminar con su vida. Acaba de escribir sus mejores poemas -luego reunidos por Ted Hughes en el libro “Ariel”-. Una gélida mañana del Febrero inglés, prepara un desayuno compuesto por tostadas con manteca y leche para sus dos pequeños hijos que aún duermen, se encierra en la cocina, tapa todos los huecos de ventilación, abre la llave de gas del horno y se suicida. A partir de ese momento, Plath se suma al mito tan venerado por la tradición literaria: la del poeta maldito. Poco tiempo antes escribe para la BBC un poema dramático llamado “Tres Mujeres”. Allí, con sutileza, da rienda suelta a sus fantasmas acerca de la maternidad y la femineidad. Todo lo descripto arriba sirve de punto de partida para la escritura de nuestra “Luzazul”. Respetando la estructura de “Tres Mujeres” pero reemplazando la denominación de Primera Voz, Segunda Voz y Tercera Voz por Cama #1, #2 y #3, se articulan un fluir del pensamiento y las emociones de una -muchas- mujeres acerca de la condición de lo femenino en un mundo dominado por la imposición falocrática. Y el objeto específico de consideración es, en este caso, la maternidad. La(s) mujer(es) de “Luzazul” se enfrenta(n) a tres escenarios posibles frente al embarazo: parir -aunque no sin conflictos-, abortar al feto que anida en su vientre, o dar a luz para luego sacrificar a su hijo, como respuesta a la violencia producida por el mandato masculino. Estas tres opciones no buscan imponer una mirad moral sobre el tema, pero no le escapan a la discusión ética. Sus voces citan a Plath en algunos casos, pero también convocan a otras voces, como las de las brujas de Macbeth, la de la figura de la mitología hebrea Lilith, la de la Ofelia Shakesperiana o la de las princesas de los cuentos de hadas. Y lo hacen desde un lugar de una gran congoja, como si se tratase de una letanía que se origina en lo más profundo de su ser.
LUZAZUL
Ficha técnica
Intérpretes
MARÍA INÉS ALDABURU
MARICEL ALVAREZ
GRACIELA ODDONE
Ensamble
PATRICIA GARCÍA, flautas
GRISELDA GIANNINI, clarinetes
ELENA BUCHBINDER, violín y viola
GABRIELA GONZÁLEZ CZEREDNIKOW, arpa
DANIELA CERVETTO, percusión
Pasantía en dirección escénica
AMALIA TERCELAN
PAULA TRIÑANES
Video
SANTIAGO BRUNATI
Coreografía y movimiento
DIANA SZEINBLUM
Vestuario
BELÉN PARRA
Iluminación
ALEJANDRO LE ROUX
Fotografía escénica
SEBASTIÁN ARPESELLA
Compositores adscriptos al proyecto
VALENTÍN PELISCH (Asistencia técnica y musical)
SEBASTIÁN POZZI AZZARO (Asistencia de dirección)
Escenografía y asistencia de dirección
JULIETA POTENZE
Composición y dirección musical
MARCELO DELGADO
Libreto y dirección escénica
EMILIO GARCÍA WEHBI
Centro de Experimentación del Teatro Colón, 2013.
Fotos Sebastián Arpesella