HELDENPLATZ
El 15 de marzo de 1938, Hitler anuncia la anexión (Anschluss) de Austria por parte de Alemania, a través de un discurso pronunciado en la famosa Heldenplatz (Plaza de los Héroes) vienesa, en donde es aclamado por unas 200.000 personas. Falta poco más de un año para que se desate la Segunda Guerra Mundial y mucho menos para “La Noche de los Cristales Rotos” o “Kristallnacht”, puntapié inicial de la persecución organizada y sistemática de los judíos de Europa. El profesor Schuster, de origen judío, decide emigrar entonces de Viena. Varias décadas más tarde, es invitado por el gobierno austriaco a regresar a su patria. El profesor se instala en un piso cerca de la Heldenplatz. Pero pronto ocurre la desgracia: el profesor se suicida arrojándose por la ventana, al no poder tolerar las condiciones reinantes en Austria. Heldenplatz comienza el mismo día del entierro del célebre profesor, y sus protagonistas son sus (pocos) seres cercanos. Thomas Bernhard radicaliza esta tragedia de modo tal de dejarla teñida de un grotesco casi esperpéntico, convirtiéndola no en una tragicomedia, sino en una tragedia y una comedia a la vez; y su concepción del mundo como representación teatral lo ubica en clara sintonía con los clásicos. Si las ciudades poseen conciencia al igual que las personas, la de Viena se encuentra en la Heldenplatz, dijo alguien alguna vez; si el arte posee conciencia, al igual que las personas, la del teatro se encuentra en la obra Heldenplatz, decimos nosotros.